Chris Kyle, ex francotirador de las fuerzas de élite de EE.UU. desplegadas en Irak, conversó con la BBC sobre los pormenores de su trabajo durante la guerra.
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BBC Mundo
"Chris Kyle. Foto: Cortesía Willilam Morrow"
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Dice que mató a 255 personas en Irak y que no se arrepiente.
'La leyenda', 'el exterminador' y 'el diablo de Ramadi' son
sólo algunos de los apodos por los que se conoce al francotirador
estadounidense Chris Kyle.
Entre 1999 y 2009, el entonces oficial del pelotón Charly,
tercer gurpo de la fuerza de élite estadounidense conocida como Navy SEALs, se
ganó la reputación de ser el francotirador más letal en toda la historia del
grupo.
Oficialmente se le adjudican 150 víctimas, una cifra que
supera el récord anterior, de 109, alcanzado por un francotirador durante la
Guerra de Vietnam.
Pero Kyle afirma que el número es mayor. Sólo en su segunda
batalla en Fallujah, a finales de 2004, dice haber dado muerte a 40 enemigos.
En 'American Sniper', un libro publicado recientemente en
EE.UU. por la editorial HarperCollins, Kyle relata con lujo de detalles el
trabajo que desempeñó como combatiente en Irak.
'Me gustó lo que hice. Todavía me gusta. Si las
circunstancias fuesen diferentes -si mi familia no me necesitase- volvería en
un abrir y cerrar de ojos', escribe.
Conciencia tranquila
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BBC Mundo
"Chris Kyle: Foto: Cortesía de William Morrow"
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La narrativa es clara, cruda, como la definió un crítico
literario estadounidense, y deja ver la compleja y tensa psicología de guerra.
Kyle cuenta cómo a lo largo de su carrera dejó de dudar al
enfrentarse a su víctimas y mejoró su trabajo bajo el fuego cruzado.
Su compañía, Charly, fue una de las primeras en desembarcar
en la península de al-Faw, al inicio de la llamada Operación Libertad, iniciada
el 20 de marzo de 2003, por el entonces presidente de EE.UU., George W. Bush.
A fines de ese mes, en un pequeño poblado de la región de
Nasiriya, los oficiales de SEALs aguardaban la llegada de los infantes de
marina. Kyle y otros soldados vigilaban el operativo desde lo alto de un
edificio.
Todos los vecinos se encerraron en sus casas, a mirar por
las ventanas. Todos menos una mujer y unos pocos niños que merodeaban por la
calle.
Cuando los infantes se acercaron, la mujer les lanzó un
objeto amarillento que tenía guardado en su bolsa.
¡Es una granada! ¡Una granada china!, gritó el jefe de Kyle.
¡Dispara!
Al verlo titubear, el jefe repitió: ¡dispara!
Kyle apretó el gatillo dos veces, la 'primera y única vez'
que mató a una persona en Irak que no fuese un hombre ni un combatiente.
'Era mi deber. No me arrepiento', escribe. 'Mis balas
salvaron a varios estadounidenses cuyas vidas valían claramente mucho más que
la de aquella mujer de alma retorcida'.
'Puedo enfrentarme a Dios con la conciencia tranquila en
relación a mi trabajo'.
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BBC Mundo
"Kyle junto a su mujer"
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Odio
Este estadounidense de Texas, que aprendió a usar un arma de
pequeño, se convirtió en un virtuoso cumpliendo una de las funciones más
controvertidas en los conflictos armados.
En la Segunda Guerra Mundial, los francotiradores de élite
eran considerados asesinos en serie. En las guerras contemporáneas, donde se
valora la precisión, estos especialistas ganaron un estátus especial.
Kyle se enorgullece de haber matado a un hombre a una
distancia de 2.100 metros, en Ciudad Sadr, un distrito en los suburbios de
Bagdad, en 2008.
Los asesinatos a tiros cometidos por sociópatas o psicópatas
-como el caso del noruego que mató a 69 jóvenes en la isla de Utoeya- refuerzan
la imagen fría de estos profesionales.
Kyle, por su parte, explica el odio por 'el enemigo' que se
fue acrecentando durante sus viajes a Irak.
'Odio profundamente el mal que había dentro de esa mujer',
dice Kyle en referencia a su primera víctima de sexo femenino. 'La odio hasta
el día de hoy'.
Los cuatro viajes de Kyle le dieron prestigio y fama. Los
insurgentes iraquíes lo bautizaron al-Shaitan (el diablo) y ofrecen una
recompensa por su cabeza.
Pero el militar no le da importancia a la fama que obtuvo
como el 'francotirador más eficiente en las historia de las fuerzas de élite'.
'El número no es importante para mí. Me hubiese gustado
haber matado más gente. No para presumir, sino porque creo que el mundo es un
lugar mejor sin salvajes que atenten contra la vida de estadounidenses'.
Retirado de sus funciones desde 2009, Kyle vive ahora en
Texas, donde dirige una empresa que entrena a francotiradores de élite de las
Fuerzas Armadas Estadounidenses.
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